Diez manos

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El primer cónclave de cocineros de lujo fue en Menton (Francia), los pagos del talentosísimo cocinero argentino Mauro Colagreco, en donde tiene el éxito llamado Mirazur. Allá nació la primera versión de Cocina a Diez Manos, un ciclo que acaba de repetirse en el renovado restaurante Santa Teresita de José Ignacio, bajo las estrellas, en una mesa larga que casi llegaba al mar. El grupo que escoltó a Colagreco fue lujo absoluto: Germán Martitegui, Fernando Trocca, Darío Gualtieri y Narda Lepes. Como pastelera uruguaya invitada, Florencia Courreges, estrella en La Huella. Lucecitas de kermesse, banderines, floreros con plantas acuáticas, mesa infinita de madera. Un puesto de clericó, mantas blancas divinas de Manos de Uruguay, atención del HSBC, sponsor de la movida gastronómica más refinida y sofisticada de la temporada, que organizó el grupo Mass.

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El show de sabores empezó con Fernando Trocca, que propuso una entrada de pulpo con papas frías limón confit y vinagreta de mole poblano. Luego un tomate relleno con mozzarella, caldo de tomates y migas, de Narda Lepes. Siguieron dos pescados: la brótola con duraznos asados al cedrón y mouseline de cebollas tiernas (Colagreco) y el azafranado con ceviche de vegetales, quinoa crocante, emulsión de brandade, brotes, hojas y flores, una maravilla firmada por Gualtieri. Germán Martitegui cerró la noche con su sensacional cordero crocante, con verduras asadas y tomillo quemado. El fue el encargado de encender los ramitos. Uno por uno, pistolita en mano, haciendo el bello ritual de darle luz y aroma a cada plato. Hubo postre inolvidable, a cargo de Courreges. Un budín de verano que perfumó el alma, ideal para maridar con champagne y recorrer el ahora llamado Mostrador Santa Teresita, ícono de José Ignacio desde la década del 70, que hoy vuelve de la mano de los responsables del exitoso parador La Huella, con cocina de Fernando Trocca . 

Sutileza, delicias y chic. Una de las mejores noches 2014 en Punta del Este.