El secreto mejor guardado

Camuflada entre casonas señoriales de Martínez, se esconde una de las más auspiciosas propuestas enogastronómicas de Zona Norte. Knock sorprende a los comensales con innovadoras creaciones de autor, vinos Premium y un asombroso espacio artístico.

Hacía mucho tiempo (años, diría) que no iba con tanta intriga a un espacio gastronómico. Mi compañero de fórmula, como es habitual, sería el Doctor Jorge Fresco. Ambos, entusiastas, vivimos una previa envuelta en misterios y secretos, pero con la certeza que detrás de la puerta de entrada y la clásica recepción de bienvenida, algo bueno se avecinaría. 

La consigna que nos dieron fue clara: no divulgar la dirección (en un paquetísimo rincón, entre Martínez y Acasusso) y no sacar fotos que expongan el lugar, pues la idea es mantener intacto “el secreto mejor guardado” del norte del conurbano bonaerense. 

Avenida Libertador derecho, luego nos adentramos en uno de los barrios más chic del otro lado de la avenida General Paz. Confieso que activamos el GPS para ubicarnos con exactitud y entregarnos a una experiencia “A puertas cerradas”. Porque, en definitiva, se trata de un restaurante al que solo se llega con reserva previa y… ¡un código personal! 

Estacioné el coche, miré a mi viejo y nos quedamos anonadados. Increíble casa, ladrillo a la vista, con un portón que impacta a primera vista. Ahí nos dijimos mutuamente que si algo te llega al corazón en un solo instante, enamora para siempre. Eso fue lo que nos pasó. 

Tocamos timbre y una voz femenina nos preguntó cuál era nuestra contraseña. Una vez respondida la inquietud con el sello de Shelock Holmes, ingresamos por un espléndido jardín, antesala del restaurante/taller de arte. Sí, combinación perfecta para un deleite infinito. 

Primera reacción: sorpresa absoluta. El salón, increíble. Difícil de describir, a pesar de mis más de diez años redactando notas y experiencias con el vino y la comida. A modo de síntesis: calidez, intimidad, seriedad. Ah, arquitectónicamente todo está detalladamente pensado. 

Pocas mesas, espacios justos y necesarios y una cava híper prolija, preparan el telón de fondo de la experiencia. Y si nos referimos a lo estrictamente profesional, la nota es 10. Sin fisuras ni improvisaciones. Detrás del servicio y la calidad del producto, hay dos expertos en la materia, que la tienen súper clara. 

Bajo el sugestivo nombre de KNOCK (remite al golpecito de la puerta, cuando uno se anuncia), el novel emprendimiento está a cargo de un team imbatible: la sommelier, docente y empresaria gastronómica Natalia Valentina Suárez junto al cocinero joven y brillantemente creativo Martín Lukesch. 
“El objetivo es ofrecer una nueva cocina, con mucho sabor, acompañada por vinos de alta gama. Proponemos un menú único, fijo, de pasos, que cambia todas las semanas. Queremos deleitar todos los paladares para que se vayan muy satisfechos”, indicó Suárez, eximia anfitriona, que adora recibir gente ávida de nuevas sensaciones. 

Abierto solamente —por ahora- viernes y sábados, la capacidad es limitada. Si querés quedar bien con tu pareja o salir con alguien por primera vez, este es el lugar indicado. Vas a tener privacidad, comerás súper rico y te maravillarás con perlitas artísticas (imperdible la vaca colorida). 

“Aquí, cocino con total libertad y pruebo, día a día, nuevas elaboraciones, que lleguen al corazón. Trato de ser un ilusionista que crea platos llenos de magia y sorpresas”, expresó Lukesch. 

En Knock, no solo la gastronomía es protagonista. El vino es la otra gran pata de la puesta en escena. La cava atesora una cuidada selección de vinos elegida por Natalia Valentina Suárez. “Mes a mes, busco una bodega diferente para completar esta experiencia sensorial irrepetible”, sentenció. 

Para tentarlos un poquito, les cuento el menú de cinco pasos con el que agasajamos nuestros sentidos. Primer paso: espárrago brotando; segundo: mollejas asadas a las brasas, rabanitos, pesto de berro y maní tostado; tercero: lenguado de profundidad, puré de apionabo y cebollitas al rescoldo, polvo de aceitunas, almendras, azúcar de caña y rúcula; cuarto: sorbet de frutilla y vino rosado; quinto: bizcocho húmedo de chocolate sin harina, helado cremoso de azafrán y manzanas especiadas. 

¿Se tentaron? Espero que sí. Vale la pena acercarse hasta Knock y recorrer un camino fascinante con profesionales híper creativos. 

En el epílogo, Suárez nos despidió con su calidez habitual: “Hasta la próxima. Los espero nuevamente”. Fin de la experiencia. Gracias por despertar nuestros sentidos. 

Reservas
Obtené tu código de reserva a través de knockcocina@gmail.com o al 15 6112 1894. Solo viernes y sábados con capacidad limitada.


Etiquetas Knock
Categoría Cuisine

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