La columna vinófila: ¿Por qué algunos vinos ya no vienen como antes?

“Y ahora que estoy frente a ti parecemos, ya ves, dos extraños... Lección que por fin aprendí: ¡cómo cambian las cosas los años!” Cuando el vino que tomás a diario cambia, la letra de este tango eterno se vuelve el soundtrack de tu desolación. No te preocupes: a continuación te damos algunas respuestas para que no te frustres y puedas ir en busca de otro amor.

por ANA PAULA ARIAS




Una de las razones más comunes por las que el vino deja de ser lo que era tiene que ver con un cambio en la gerencia o en el enólogo de la bodega. Supongamos que elegís un vino una y otra vez porque tiene un estilo bien amaderado. Ahora imaginemos que los nuevos dueños de esa bodega, o el nuevo enólogo que lo hace decide (por motu proprio o por sugerencia del departamento de marketing) que “lo nuevo” son los vinos con menos impacto de barrica. Y sin decir “agua va”, la bodega te cambia el vino -pero no te cambia la etiqueta- y ¡zas!: el horror.


Otra de las cosas que pueden suceder tiene que ver con el factor climático. Así como hay cosechas increíbles que te dejan pensando en la excelente relación precio-calidad que tiene tu vino, también puede ocurrir lo contrario. Una mala cosecha puede alterar ese tinto al que tanto cariño le tenés, ese que le gusta a todo el mundo y con el que siempre quedás bien en los asados.


También hay cosas de las que el consumidor no está al tanto. Como por ejemplo cuando un gran vino aún no se vende solo, y lo usan para “blendear” un vino de gama media; el resultado es un producto alucinante a un precio muy conveniente. Tal vez un año sí decidan embotellarlo solo, y ahí tu favorito pierde el componente estrella. Invariablemente ese vino ya no será el mismo.


Por último, hay un aspecto a tener en cuenta, que tal vez sea el más importante: la evolución del propio paladar. Una cosa es conocer algunos pocos vinos, y otra muy distinta es tener un par de catas encima, haberse vuelto un bebedor curioso, probar distintas cepas y vinos de distintos precios, además de no comprar tanto vino por la marca o la cepa, sino por el productor o en función de la comida que vamos a acompañar. Con el tiempo nos damos cuenta de que aquello que creíamos lo mejor, ya no lo es tanto.


Como ven, hay varios motivos por los que un vino “ya no viene como antes”, pero por suerte también hay una infinita cantidad de etiquetas para seguir probando y convirtiéndose en nuestros nuevos preferidos. 



Comentarios