Vino al fin del mundo con FINE

Nos embarcamos hacia dos días de milagro post pandémico (esperemos que así sea); el universo del vino floreció en el Viejo Mundo, y todo esto sucedió en Valladolid.



por FLAVIA FERNÁNDEZ

@flaviafernandezcv



Hace apenas días, bien entrado un junio que trajo frío a este hemisferio y días de calor al de arriba, pudimos visitar el FINE Wine Tourism Expo, que se realizó en las tierras  que vieron morir a Cristóbal Colón.



Sin dudas estuvimos en uno de los destinos más increíbles para aquellos viajeros que buscan experimentar momentos inolvidables en torno al vino, que forma parte del ADN de sus habitantes. Es que no es menor el dato: en Valladolid, la capital de Castilla y León, hay más de 22 mil hectáreas de viñedos, innumerables bodegas y una larga lista de municipios amparados por alguna de las cinco Denominaciones de Origen presentes en el territorio: Rueda, Ribera del Duero, Cigales, Toro y León. 



Invitados por la Oficina Española de Turismo, desde Cuisine &Vins pudimos apreciar las maravillas de la ciudad y una deslumbrante Feria Internacional de Enoturismo que, en su versión número dos, seguramente dejará huella. Un centenar de bodegas, hoteles y rutas enoturísticas de España, Portugal e Italia más 75 operadores turísticos del mundo entero se dieron cita en lo que fue durante dos días la capital europea del vino.



Impresionante la convocatoria de bodegas y también las instalaciones: 25.000 m2 de interior y 10.000 m2 de espacios exteriores para eventos. Hubo también escapadas gourmet inolvidables, como la visita a Suite 22 Restaurant&Gin Club, un espectacular espacio gastronómico ubicado en las antiguas caballerizas del Palacio del Marqués de Castromonte. Cuidada y creativa fusión de estilos, la cocina está comandada por el joven Emilio Martín, quién ganó el primer puesto del Concurso Nacional de Pinchos y Tapas con el ya famoso corchifrito.  ¿De qué se trata? Es un manjar crujiente hecho de fécula de papa, que simula ser un corcho y está relleno de guiso de cochinillo. Semejante joya llega en botella de aceite antigua, y hay que utilizar un sacacorchos vintage para sacarlo y llevarlo a la boca.



La FINE fue una feria diferente, con distancias y barbijos, pero también un recordatorio de que la vida sigue, las cosas de a poco vuelven a su cauce y mientras nosotros nos preocupamos por mil cosas, el vino sólo se ocupa de mejorar y mejorar y mejorar.






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