La columna vinófila: ¡No arruines una cata perfecta!

Si sabemos un poco de vinos nos sentimos seguros, como cuando vamos a otro país y conocemos el idioma. Claro que esa seguridad nos deja menos atentos a esos pequeños (pero fatales) errores que pueden estropear la experiencia de una magnífica cata en casa. A continuación, unos tips infalibles.

por ANA PAULA ARIAS


Prestá atención al maridaje

Es muy común poner algo para picar así nadie se emborracha a la segunda copa, lo cual está muy bien. El problema es que no se puede poner cualquier cosa. Los encurtidos y los fiambres muy salados o ahumados están vedados, por ejemplo. Recordá que siempre es mejor poner sabores más neutros, como el pan de miga o los grisines y, a lo sumo, algún queso crema muy suave para no saturar las papilas gustativas y arruinar nuestra percepción.

 

Ojo con la temperatura

No vamos a aburrirte con la obviedad de cuidar la temperatura de los vinos tintos. Si sos semi experto debés tener tu cava o, al menos, sabés que todo tinto mejora sustancialmente con un breve paso por la heladera. Pero, ¿qué ocurre con los blancos? El error más común es servirlos helados. Y cuando decimos “helados” nos referimos a una temperatura que no permite apreciar ninguna de sus características. Cuando los vinos están demasiado fríos los aromas “se duermen” y lo que queda es algo así como agua fría con un leve gusto a alcohol. Así que ya sabés: nada de servir botellas escarchadas. Mucho menos en invierno.

 

El espumante, ¿cuándo?

En algunas catas de vino y espumante se suele poner un espumante seco a lo último. Esto está absolutamente desaconsejado, y es una práctica muy extendida tanto entre expertos como neófitos. Luego de beber varias copas, empezamos a saturarnos sin darnos cuenta y solo podemos ir in crescendo con la intensidad de las bebidas. Servir un espumante después de un tinto con cuerpo no solo es un error conceptual, si no que probablemente será un desperdicio. Siempre es mejor empezar con el espumante, ya que por su acidez y menor nivel de alcohol es un aperitivo clásico.

 

Escupí todo

El mero acto de acercar la cara a una escupidera a lo Beverly Ricos es muy gracioso, pero necesario. En lugar de tomarte TODO lo que te sirven, probá ponerte el vino en la boca, tragarlo apenas y escupir el resto. Si después de hacer la cata hay uno que de verdad te voló la cabeza, concentrate en ese. Si no querés pasarte de copas y hacer papelones, lo sentimos pero hay que escupir. Aplica también para las ferias de vino, donde el descontrol suele ganarle al gusto por conocer etiquetas nuevas.

 

Hasta acá algunas recomendaciones para hacer de tu cata casera un evento perfecto. Empezar a hacer este tipo de encuentros entre amigos siempre es una buena manera de afinar nuestro gusto y prepararnos para las catas profesionales. 



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