La columna vinófila: ¡No arruines una cata perfecta!
2019-02-14Si sabemos un poco de vinos nos sentimos seguros,
como cuando vamos a otro país y conocemos el idioma. Claro que esa seguridad
nos deja menos atentos a esos pequeños (pero fatales) errores que pueden
estropear la experiencia de una magnífica cata en casa. A continuación, unos
tips infalibles.
por ANA PAULA ARIAS
Prestá
atención al maridaje
Es muy común poner algo para picar así nadie
se emborracha a la segunda copa, lo cual está muy bien. El problema es que no
se puede poner cualquier cosa. Los encurtidos y los fiambres muy salados o
ahumados están vedados, por ejemplo. Recordá que siempre es mejor poner sabores
más neutros, como el pan de miga o los grisines y, a lo sumo, algún queso crema
muy suave para no saturar las papilas gustativas y arruinar nuestra percepción.
Ojo con
la temperatura
No vamos a aburrirte con la obviedad de cuidar
la temperatura de los vinos tintos. Si sos semi experto debés tener tu cava o,
al menos, sabés que todo tinto mejora sustancialmente con un breve paso por la
heladera. Pero, ¿qué ocurre con los blancos? El error más común es servirlos
helados. Y cuando decimos “helados” nos referimos a una temperatura que no
permite apreciar ninguna de sus características. Cuando los vinos están
demasiado fríos los aromas “se duermen” y lo que queda es algo así como agua
fría con un leve gusto a alcohol. Así que ya sabés: nada de servir botellas
escarchadas. Mucho menos en invierno.
El
espumante, ¿cuándo?
En algunas catas de vino y espumante se suele
poner un espumante seco a lo último. Esto está absolutamente desaconsejado, y
es una práctica muy extendida tanto entre expertos como neófitos. Luego de
beber varias copas, empezamos a saturarnos sin darnos cuenta y solo podemos ir in crescendo con la intensidad de las
bebidas. Servir un espumante después de un tinto con cuerpo no solo es un error
conceptual, si no que probablemente será un desperdicio. Siempre es mejor
empezar con el espumante, ya que por su acidez y menor nivel de alcohol es un
aperitivo clásico.
Escupí
todo
El mero acto de acercar la cara a una
escupidera a lo Beverly Ricos es muy
gracioso, pero necesario. En lugar de tomarte TODO lo que te sirven, probá ponerte
el vino en la boca, tragarlo apenas y escupir el resto. Si después de hacer la
cata hay uno que de verdad te voló la cabeza, concentrate en ese. Si no querés
pasarte de copas y hacer papelones, lo sentimos pero hay que escupir. Aplica
también para las ferias de vino, donde el descontrol suele ganarle al gusto por
conocer etiquetas nuevas.
Hasta acá algunas recomendaciones para hacer
de tu cata casera un evento perfecto. Empezar a hacer este tipo de encuentros
entre amigos siempre es una buena manera de afinar nuestro gusto y prepararnos
para las catas profesionales.