GAL: el nuevo restaurante a puertas adentro que deslumbra desde Coghlan

Tras una larga trayectoria en la cocina, con distintos proyectos gastronómicos en su haber en Buenos Aires y en Bariloche; y con un premio Cuisine&Vins bajo el brazo, el cocinero Gustavo Lanús abrió GAL, un restaurante pequeño y sencillo con una gastronomía que es todo lo contrario.

por MÁXIMO PEREYRA IRAOLA




El padre de Gustavo fue un gran cocinero. Su abuelo también, y esa tradición fue calando hondo en la sangre de los Lanús hasta llegar a quien hoy lleva las riendas de una de las más interesantes novedades gastronómicas de Buenos Aires. En una casa lindísima, con un jardín enorme y con varios retratos y objetos de distintas épocas colgando de las paredes o apoyados sobre muebles franceses, Gustavo cocina como lo hizo de chico, de joven y de adulto.


Nuestro cocinero arrancó su carrera profesional en Bleu Blanc Rouge, restaurante histórico y emblemático donde se formó junto con Martín Pittaluga, Laurent Lainé y Alfredo Comas; pasaba el año en la cocina del restaurante de Palermo y, en los veranos, partía a hacer la temporada en el BBR de Punta del Este. Más tarde Gustavo fundaría el restaurante Gorriti, trabajaría en Gardiner, Happening y otros espacios de renombre, y dejaría todo para mudarse, a principios de la década de 2000, a Bariloche, donde creó los muy exitosos Naan y Santos.


Tras haber vuelto de los fríos, las montañas y los lagos, Gustavo Lanús decidió volver a la casa de su infancia para instalar GAL, un restaurante a puertas adentro en el límite entre los barrios de Coghlan y Belgrano. En este lugar, tranquilo y cálido, Gustavo cocina para comensales que llegan para comer sin turnos en mesas que son suyas durante toda la noche. Y las noches, estando tan a gusto, se hacen felizmente largas.


Hay guiños y gestos de buen anfitrión: algún premio (la gentileza de una entrada, una botella de vino o un postre, por ejemplo, entre los dobleces de una servilleta), buena música, un amplio jardín que invita a conversaciones largas al aire libre entre vino y vino, y una atención muy pero muy personalizada, por supuesto.


La carta, breve pero completa, ofrece tres opciones de entrada, principal y postre. Es alta cocina que es a la vez sencilla y refinada, con platos de todo el mundo elaborados con productos de primera. La disponibilidad de productos determina la propuesta, por lo que algunas cosas cambian según el día (aunque otras, como el lomo al vino tinto o la provoleta con masa filo y verduras asadas, son clásicos inamovibles). Todo es igual de rico.


En nuestra visita más reciente, probamos entre conversación y conversación con Gustavo varias maravillas. Comenzamos con un paté con relish, pepinillos y pan de nuez muy adictivo, probado a la par con otras dos entradas: mollejas al hierro con tomate, limón y hierbas; y un pequeño pastel gallego con atún, cebolla confitada, morrón y hojas verdes que se deshacía en la boca. Riquísimo.


Como principales, pedimos un tremendo lomo al vino con papas y espinacas a la crema; un colorido pollo a la cazadora con vino blanco, panceta, verduras y hongos braseados; y unos malfati con espinaca, ricotta, tomate y queso de los que podríamos haber pedido varios platos más.


GAL Cocina Restaurante funciona de miércoles a sábados, por la noche, solo con reserva telefónica. Está disponible para eventos especiales, desayunos, brunchs, almuerzos y comidas privadas. No dejen de visitarlo.





GAL Cocina Restaurante

Tel: 11.2861.2250 / 11.4543.5136

Abierto de miércoles a sábados por la noche.



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