El encanto de la dulzura

Delicados, amables, broche final de una gran comida, los vinos dulces ocupan cada vez más espacio en la preferencia del público. En Argentina ya quedan pocas bodegas que los elaboran.


Toda buena comida que incluya excelentes platos y buenos vinos, en muchas mesas culmina cuando se sirve un vino dulce para  postres. Un trago que deja sensaciones de placer y que prolonga la sobremesa. Los vinos dulces, se elaboran a partir de dos alternativas: deshidratar las uvas y reducir su contenido de agua y concentrar los azúcares, y la otra es incorporar alcohol a vinos con un buen porcentaje de azúcar residual (ver nuestro blog anterior) como se hace para con los vinos encabezados como el oporto y el jerez. En nuestro país, un ejemplo exitoso es el Malamado de la bodega Familia Zuccardi.

Entre las variantes mas conocidas, está la de los vinos con botrytis, que es el trabajo que hace un hongo que se llama cineria botrytis, que se  desarrolla en las uvas sanas cuando comienzas los primeros fríos y se alimenta de los azúcares de la uva. Es la llamada “podredumbre noble” que origina vinos de gran tradición y linaje como los Suternes de Burdeos, entre ellos el legendario Chateaut D’Yquem.

Otros vinos botrytizados, son los célebres Tokaji húngaros, verdaderas obras de arte que se clasifican en putonios, que es una medida de la cantidad de uva con el hongo que se agrega a un vino base. Entre los más conocidos están Oremus(del grupo espa?ol Vega Sicilia)  y Chateau Derezla (del grupo Edonia, que en Argentina posee Altavista). La máxima categoría es la esencia, un vino de color oro, que se conoce como el “vino de los reyes”.

Los Icewines o “vinos de hielo”, se elaboran con uvas congeladas. Estas uvas son recolectadas durante una helada fuerte. Al estar congeladas las uvas tienen los jugos concentrados, separados del agua. Se elaboran fundamentalmente en Alemania y Austria. También son muy buenos los canadienses, que utilizan una variedad de uva llamada Vidal.

Finalmente, los cosecha tardía, que se han desarrollado en nuestro país considerablemente en los últimos a?os. Las uvas se dejan en la vid hasta fines del oto?o para lograr que maduren al máximo. Los racimos de uva se pueden dejar a secar en la vid, recoger dejar secar en el interior o al sol. Son muy dulces y con sabores de la fruta.

Entre los tardíos argentinos destaco del Doux Natural de Rutina, una verdadera obra de arte del que se hacen muy pocas botellas; el Afincado de bodega Terrazas, único elaborado a partir de la variedad Petit Manseng y el Stradivarius de Bianchi.

Lamentablemente los vinos tardíos en Argentina, en general, se envasan en peque?as  botellas aumentando su valor por contenido.



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